El cimarrón, perro gaucho,  perro criollo, o boca negra, como le llamaron los gauchos que poblaron la Banda Oriental, lograron el reconocimiento internacional como raza canina, con el nombre del perro Cimarrón uruguayo.

Labrados por la naturaleza, descendiente de los alanos, pastores y lebreles traídos por el español en la conquista, abandonados a su suerte, se reproducen y multiplican en la campaña uruguaya.

Sus raíces salvajes

El cimarrón no fue un animal moldeado por el hombre, su nombre mismo referencia a aquello que habiendo sido domesticado. Vuelve a su estado natural, es el producto de la cruza natural y adaptación al medio de los perros traídos en la conquista por el español, como parte de sus armas de guerra y protección.

Alanos, Mastines y Lebreles conforman el crisol de sus ancestros que dejados posteriormente liberados a su suerte se reproducen en forma natural. Por selección del más apto para sobrevivir, se adueñan del paisaje colonial y entran en competencia con el hombre.

Al parecer en el año 1792, efectúa una gran matanza de perros salvajes que merodean por los campos, desde las bocas de Cebollatí. Y a las Sierras de Aceguá, siendo un peligro para haciendas y gente, al parecer,  se mataron muchos perros, pero escaparon gran cantidad de madre con sus proles, y ganaron los montes del Olimar y sobre todo las Sierras de Otazo y los Cerros Largos.

Algunos hombres de campo teniendo estas referencias, fueron a buscar estas camadas pérdidas en las ariscas y escondidas estancias de Cerro Largo.

Estos, tuvieron la visionaria idea, de proteger y preservar estos perros en estado natural, sin cruzarles con otras razas.

El Cimarrón en la actualidad

Los descendientes de aquellos rústicos perros de Melo, Treinta y Tres y Rocha. Gozan de buena salud, ganaron el campo y ganaron la ciudad, y sobre todo el corazón de sus dueños.

Los vemos a diarios bayos, y en todos los tonos de atigrados, en las plazas, en las custodias de casas, en el trabajo de campo, como animal de compañía, participando de exposiciones y eventos. Se ha emparentado nuevamente con el ser humano que reconoce su rusticidad, ternura y fiereza.

El perfil del comportamiento del perro Cimarrón

Cómo el estándar lo describe es equilibrado, sagaz, inquisitivo y de gran coraje.

A pesar de su tamaño mediano es un gran compañero y amigo ideal, incondicional defensor de su territorio y de los integrantes de su ´´jauría´´ humana.

Siempre dispuesto a dar y recibir afecto; aprender; son muy buenos haciendo rastro, en defensa y en ataque desde temprana edad.

 Ya a los 4 meses de vida dan muestras de su valor y determinación en la guardia de su hogar.

La actividad diaria de un perro adulto es media, muy gustoso de dormir una reparadora siesta.

Los niños son bien tolerados, y en el caso de las hembras puede llegar a ser tomados como ´´hijos´´ propios.

Los extraños son seres de los cuales deben advertir a la familia.

Si hay un integrante de ésta que permita su acceso al hogar lo aceptará y controlarán hasta estar seguros de que no es un peligro; pero si no hay nadie en casa y él es quien decide, el ataque lo llevara hasta donde fuera necesario. No es un perro que ladra por ladrar, siempre que lo haga se deberá a algo.

En cuanto a la relación con otros perros no tiene problema.

En trato con el dueño por ser un perro muy inteligente, enseguida detecta nuestras debilidades para con él.

Por lo que NO siempre debe ser NO.

La respuesta ante el entrenamiento es muy buena, siempre están dispuestos agradarnos, por lo que lo hacen de buen gusto, y aprenden rápido.

De cachorros como buenos niños son traviesos, pero a medida que avanza el tiempo se calman y pasan a ser muy tranquilos.

Imágenes cortesía de: todouruguay.net  cimarroneslosnogales.blogspot.com